UN UNIVERSO PLURAL

Un enjambre de signos, un gorgoteo de proyecciones del ser en el espacio y en el tiempo. 
Signos que se consolidan, se enrarecen, se espesan, siempre y de cualquier modo como 
manifestación visible de una realidad inefable, pero sin embargo bien viva.
Giorgio Griffa 
afirma que la poesía es el espacio de conocimiento de lo incognoscible, 
es decir, de lo que no puede ser conocido con los instrumentos ordinarios de la lógica. 
Creo poder afirmar que la raíz última de su búsqueda sea "poética" en el sentido de que 
su fundamento auténtico es la cifra del enigma, la única que permite afirmar el encanto 
de la armonía cósmica. 
El tiempo es el tiempo fluyente, reconocido en su simplicidad originaria, despojado de 
toda superestructura intelectual. El espacio es vivo y dialéctico.
Su pintura se coloca en este calco desprovisto de a priori, en cuanto resulta más bien 
definido por la relatividad. Signo, color y número son los elementos fundadores de la 
pintura, absolutamente inseparables uno de otro.
El signo ahonda su razón de ser directamente en el tejido existencial; vive de incrementos 
progresivos, se disuelve y traspasa a estados sucesivos de experiencia. 
El color es la fábula al interno de la cual se anima el relato existencial.
El número es cifra simbólica, imagen,como sostiene Richard Dedekind, de los procesos 
y de las relaciones que acaecen en el mundo.
El conjunto genera una escritura densa y, al tiempo, rarefacta, en la que todo deriva 
en sentido de proceso. Las pinturas de Griffa son recorridos: cada una de ellas es 
absolutamente autónoma; sin embargo, todas resultan conectadas idealmente en el interior 
de pasos de conciencia marcados por polaridades tales como simple-complejo, próximo-lejano, 
continuo-discontinuo. De ello deriva un sentido profundo de espiritualidad, de recogimiento 
interior en torno a una dimensión axiológica de la que ninguna civilización puede prescindir.

En exposición Griffa propone un tríptico, con el título De un lienzo a otro, subrayando el 
tránsito y la continuidad del recorrido. Líneas horizontales que prosiguen en todos los 
lienzos conectando el espacio como un hilo ininterrumpido. 
El entrelazado de bandas dobladas y líneas quebradas subraya un movimiento de amplia 
respiración, que retoma y reproduce el de la mente: sin parada y sin fracturas, escandido 
por la continuidad ideal que es la misma del pensamiento. 
Pinceladas de color constituyen una especie de "respiración".
Los trabajos de Claudio Rotta Loria 
se acomunan en torno a la idea de transformación, de una dynamis que es intrínseca a 
la esencia. 
Es reductivo considerar exclusivamente el plano del equilibrio estructural: hay siempre 
presente una dialéctica entre forma, espacio, color, ritmo que se traduce en la apertura 
de la obra fuera de sí, en su significado densamente simbólico. 
Ésta alude siempre a algo más, invita a una investigación ulterior, que requiere 
atención minuciosa. 
En este trabajo resulta fundamental la exigencia de recuperar una complejdad de un lenguaje 
originario que, como afirma Walter Benjamin, derivan de la equiparación del ser lingüístico 
y del espiritual.
En la búsqueda de Rotta Loria la cualidad plástica aproxima la obra a la dimensión arquitectónica, 
volviendo casi impalpables los confines entre los ámbitos de las artes. En cada trabajo está 
implícita una idea de morfogénesis: ella determina un equilibrio cierto, sin embargo provisional, 
que en cada instante parece quererse abrir a lo inefable. La articulación sugiere siempre una 
meta-realidad; en el variar de los iconos permanece siempre la constante de un subtenso. 
Es como si el artista intentase medir la propia experiencia desde el interior de un ideal 
introspectivo que induce a medirse con múltiples lenguajes, en el interior de los cuales el 
detalle adquiere un valor constitutivo: signos, resplandores de luz, una totalidad inalcanzable, 
que induce a verificar en cada instante la continuidad del ser y del experimentar.
 
El proyecto realizado para la exposición se titula Ecuador. 
Se trata de una circunferencia de cinco metros de diámetro, suspendida con la misma 
inclinación que el globo terrestre en el espacio próximo al mostrador de recepción del Museo. 
Rotta Loria ha dispuesto sobre un elemento tubular fragmentos irregulares de plexiglás 
(grabados con los signos y las líneas convencionales de profundidad de las aguas), 
y segmentos diversamente articulados recubiertos de fotografías aéreas. 
De esta manera se concreta una alternancia de tierra y agua a lo largo de la línea 
ecuatorial, de tal modo que evoca la realidad de la configuración terrestre. 
El arte genera la verdad (Martin Heidegger).

Tiziana Conti, laureada en Germanistica y Filosofia, enseña Lengua y 
Cultura Alemana en el Liceo Classico Gioberti de Torino, donde vive y trabaja. 
Colabora con la revista de arte contemporanea Tema Celeste. 
Ha comisariado numerosas exposiciones publicas y privadas, 
entre las que destacan : 
Spazi dell'anima ( 1999), Campi di Oscillazione ( 2000), 
Percorsi ( 1998, 2000, 2001), Menotrenta ( 2002), 
Il peso del virtuale (2002). 
Ha publicado, entre otros libros, breves narraciones : 
Storie da continuare ( 1997) y la antologia poetica Andenken ( 2002), 
y otros libros en Aleman para la escuela superior 
sobre Bertolt Brecht y Joseph Roth.
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